22 May I+D, ¿Innovamos?
Quisiera comenzar este post, pidiendo que hagamos una reflexión; ¿Puede realmente una empresa ser competitiva sin innovación? ¿Qué creéis?
Si analizamos el ránking “Fortune 500” de las compañías con más facturación en el año 1955 en el planeta, solo el 20 % sigue apareciendo en el ránking, lo que significa que el 80% de ellas desaparecieron. Las empresas que han sobrevivido lo han hecho por su compromiso con la innovación.
Si atendemos a las conclusiones de la Encuesta Mundial de Innovación, el 20% de las empresas más innovadoras del mundo crecerán un 62% en los próximos cinco años. Como vemos crecimiento e innovación caminan de la mano. Esta idea va calando en la sociedad. No hay político ni empresario que no hable o cite innovación en su discurso. Ríos de tinta y de bits se cuelan a diario en periódicos y blogs hablando sobre las ventajas de innovar, de ello estamos seguros, pero la innovación no aparece por arte de magia, hay que trabajarla y buscarla. Debería ser una herramienta de cabecera para las empresas y debemos acelerar el ritmo para no quedarnos estancados.
Seguro que recordáis empresas que fueron líderes en sus sectores hace muy pocos años como Atari, Kodac, Nokia, Blockbuster, Olivetti y muchas otras.
¿Qué fue de ellas? Pues que, simplemente, dejaron de innovar.
Por lo tanto, lo tenemos claro, ¿no? Hay que Innovar para ser competitivos, pero, ¿cómo lo hacemos?
Lo primero para innovar es generar la necesidad de innovar a tu alrededor. Innovar es, antes que nada una actitud ante la vida, una manera de afrontar las cosas.
Hay determinadas áreas de la empresa (cada vez menos) o determinadas personalidades que recelan del cambio, están mucho más cómodas y seguras en su rutina habitual, en su zona de confort. Sólo hay que observar la reacción de la gente cuando lanzas algo nuevo y ver cómo hay algunos que se aproximan al cambio con la mente abierta y dispuesta a analizar las bondades de la novedad, y cómo también hay otro grupo de gente que, su primera reacción es defensiva, gente que piensa que en realidad no hacía falta cambiar o que estaba mejor el producto anterior. Aunque pueda llegar a ser frustrante, debemos prepararnos para trabajar con estas personas, debemos esforzarnos en conseguir un compromiso y aprender a guiarlos en el desarrollo de la innovación.
A veces basta una idea genial para alcanzar el éxito, sin embargo, estas ideas pueden parecer disparatadas, y nadie apostaría por ellas, pero han convertido en personas de éxito a quien apostó por ellas. Me viene a la cabeza la idea de ponerle un palo a un caramelo o a un mocho para fregar el suelo. ¿Cuál te viene a ti?
En Rieusset queremos ver la innovación como un proceso. No debemos desesperarnos por llegar al final, sino disfrutar el camino. Los retos son dinámicos, por lo tanto, los inconvenientes, respuestas y soluciones también lo son.
La innovación aunque puede ser caótica, lo normal es que tenga un orden habitual. Hace unos años leí un libro en el que hablaban del “embudo de innovación”, donde en la parte ancha entraba la lluvia de ideas que iban pasando por distintos filtros hasta madurar y finalizar en innovación real con impacto.
El embudo tendría el siguiente orden:
Lluvia de ideas ⇒ Oportunidades ⇒ Proyectos ⇒ Prototipos ⇒ Innovación
Ahora que estamos llegando al final del post, me pregunto, ¿Cómo debemos plantear la innovación? ¿Cómo debe ser el líder de la innovación en la empresa?
En Rieusset creemos que el líder de la innovación de una empresa deberá crear una cultura de colaboración y de recopilación de ideas, deberá crear un equilibrio entre la urgencia y la paciencia, en el desarrollo de nuevas ideas, sin desanimarnos ante ideas que no fructifiquen ya que lo importante es tenerlas.
En próximos posts iremos hablando de los pasos que estamos dando en Rieusset en Innovación ¿Nos ayudas?
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