29 Ago ¿Qué es el semáforo nutricional y por qué lo rechazó España?
Saber leer una etiqueta no es una labor sencilla. Primero nos enfrentamos a la letra pequeña, después a números diminutos y, finalmente, a códigos ilegibles. Esta dificultad hace que, en muchas ocasiones, se pase por alto información nutricional que realmente vale la pena, como son los ingredientes o la composición de esos productos. Pues bien, para tratar de facilitar un poco la tarea a los consumidores nació en Gran Bretaña lo que se llama “el semáforo nutricional”. Esto no es otra cosa que etiquetar los alimentos por colores verde, amarillo y rojo. Este denominado “semáforo nutricional”, es un sistema que fue creado por la Food Standard Agency (información en inglés). Con él se pretende que los consumidores puedan entender de forma rápida, clara y concisa el valor nutricional de los alimentos.
Pero, ¿en qué consiste exactamente? ¿Cuál es su objetivo? ¿Realmente funciona?
Hoy en el blog de Rieusset analizaremos y responderemos a estas cuestiones sobre el “semáforo nutricional”, la información que aporta y por qué en España, de momento, no ha salido adelante esta propuesta.
Como hemos definido hace un momento, el ”semáforo nutricional” consiste en asignar un color (rojo, amarillo y verde) a cada nutriente: calorías, azúcares, grasas, sal o grasas saturadas, así como su valor calórico y el porcentaje comparado con la cantidad recomendada para un adulto en un día. En la actualidad el límite de calorías se sitúa en torno a las 2.000 diarias.
¿Qué nos dice cada color?
Los nutrientes que aparezcan en rojo, nos revelan que hay una cantidad excesiva de alguno de ellos, ya sean calorías, azúcares, etc. Una etiqueta en este color nos estará diciendo que el consumo de ese producto debe ser muy de vez en cuando y de forma esporádica. Y es que consumir en exceso cierto tipo de productos que contienen un exceso de grasas saturadas podría ocasionar problemas cardiovasculares, obesidad, diabetes o hipertensión, entre otras patologías.
Los productos etiquetados de color amarillo, señalan “precaución”, invitándonos a consumirlos de forma moderada. Por último, el color verde es el color más saludable. Al igual que un semáforo de este color nos dice “adelante, puede pasar”, este tipo de alimentos se pueden consumir sin problemas. Nos aportan los valores alimenticios y nutricionales adecuados para el organismo, y ayudan a llevar una dieta sana y equilibrada.
El objetivo de este “semáforo nutricional” es saber, de un simple vistazo, si lo que vamos a comprar y consumir está enmarcado dentro de los parámetros nutricionales adecuados o no. Según los promotores de este sistema, la intención es que los consumidores aprendan a alimentarse mejor y de forma más sana. Pero también que las propias empresas traten de producir alimentos cada vez más saludables.
Pero, ¿funciona realmente? ¿Por qué se rechazó en España?
Aquí viene la duda. Si como dicen en teoría ayuda a los usuarios a percibir de un simple vistazo el valor nutricional de lo que están a punto de comprar, ¿por qué se rechazó en España? En el año 2016, el Ministerio de Agricultura rechazó este “semáforo nutricional” porque podía confundir a los usuarios a la hora de elegir el producto más saludable.
Como ejemplo de esta controversia, citaremos el aceite de oliva. Este alimento, cuya bondad para la salud ha sido científicamente probada, tiene un alto contenido en grasas. Aunque éstas sean grasas saludables para el organismo, se etiquetaría en rojo según los parámetros de este sistema. Lo mismo ocurriría, por ejemplo, con las nueces. En la cara opuesta se ponen como ejemplos los refrescos light. Al no contener azúcares ni calorías, debería etiquetarse en verde. Aunque como sabemos, su consumo debería que ser esporádico.
Según Beatriz Robles, consultora y tecnóloga de los alimentos, la duda que suscita el semáforo nutricional es el etiquetar esos nutrientes por separado y no en su conjunto. En definitiva, habrá que esperar a que gobiernos, instituciones y empresas se pongan de acuerdo en un sistema único de etiquetado. Mientras ello ocurre, aparecen otras iniciativas para ayudarnos a comer mejor. Es el caso de My Health Watcher, una app que interpreta los productos al escanear su código de barras. Con esa información los usuarios sabrán qué productos envasados son más sanos. Siempre en función de la edad, peso, nivel de colesterol o intolerancias.
Y vosotros, ¿creéis que se conseguirá el objetivo de armonizar un sistema en todos los países?
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